Entrenar el salto en carrera es una aptitud que nos beneficiará con una alta coordinación y mejora en el salto, al igual que el equilibrio.
Como en muchos ejercicios de esta índole, la técnica es la clave. Para ello, os proponemos 6 ejercicios sencillos para comenzar a entrenar tu salto en carrera, ya sea para hacer remates de cabeza jugando al fútbol, machacar el aro o hacer un tapón en baloncesto, un bloqueo en voleibol o mejorar en cualquier deporte que implique un salto en carrera.
6 ejercicios de nivel básico para entrenar el salto en carrera
Los ejercicios que te explicaremos en el siguiente vídeo son los siguientes:
- Saltos laterales de lado a lado sobre una línea.
- Salto estático en zancada “militar” de lado a lado con cambio de pierna.
- Zancadas laterales con cambio de sentido.
- Trote ligero con parada y salto con rodilla arriba (Una vez con cada pierna)
- Desde la posición de zancada frontal levantar el salto y llevar la pierna de apoyo trasera arriba levantado la rodilla.
- Trote y salto con rodilla arriba (Sin parada en la carrera y una vez con cada pierna)
Estos ejercicios los puedes empezar a practicar sin riesgo de caída por un obstáculo, ya que no es necesario para el entrenamiento poner un cajón o barrera sólida para realizarlos. Además, son ejercicios adaptativos a tu nivel de salto, por lo que independientemente del nivel inicial del que partas puedes practicarlos sin problemas.
¿Por qué incluir estos ejercicios para mejorar mi nivel de salto?
- Fortalecen tren inferior
- Aportan agilidad
- Mejoran tu coordinación
- Aumenta tu salto
- Tonificación general
¿Cómo incluir los ejercicios de mejora de salto en mi rutina?
Puedes incluir estos ejercicios en tus rutinas en función de tu entrenamiento y condición física, algunos puedes hacerlos durante breves periodos de tiempo mientras que otros es mejor entrenarlos por series y repeticiones.
Por último, como siempre. recuerda hacer un calentamiento y pequeños estiramiento para evitar lesiones. Estos ejercicios, aunque sean de nivel básico implican una alta explosividad, con los riesgos que ello supone a nivel muscular si no calentamos antes un poco la “maquinaria”.