Hay días en los que cuesta levantarse, hablar o incluso pensar con claridad. La energía falta, la motivación disminuye y entrenar parece imposible. Pero justo en esos momentos surge la duda: ¿hacer ejercicio puede ayudar o solo empeora el bajo estado de ánimo?
La relación entre el movimiento y la salud mental es profunda. Entrenar no solo transforma el cuerpo, también impacta en el cerebro, las emociones y el bienestar general.
En este artículo exploramos cómo responde el cuerpo ante el esfuerzo en días grises, y si realmente conviene moverse cuando falta la motivación.

¿Qué significa tener un bajo estado de ánimo?
No es necesario tener un diagnóstico clínico para sentir que algo no está bien. El bajo estado de ánimo aparece en distintos momentos y por diversas causas.
Síntomas más comunes
- Falta de energía y motivación
- Tristeza sin razón aparente
- Irritabilidad o apatía
- Problemas para concentrarse
- Cambios en el sueño o apetito
Estas sensaciones pueden durar horas, días o incluso semanas. No siempre requieren tratamiento, pero sí atención.
¿Entrenar puede ayudar en estos casos?
La respuesta corta es sí, aunque con matices. Mover el cuerpo puede ser una herramienta poderosa para mejorar el ánimo, si se adapta a cada situación.
Libera serotonina y otras endorfinas
El ejercicio aumenta la liberación de neurotransmisores como la serotonina, dopamina y endorfinas. Estos químicos están relacionados con el placer y el bienestar.
Un entrenamiento suave puede elevar el ánimo de forma natural. Es un antidepresivo sin efectos secundarios.
Mejora la conexión cuerpo-mente
Entrenar te obliga a estar presente. La respiración, el movimiento y la atención se enfocan en el momento actual.
Esto reduce los pensamientos negativos repetitivos que suelen acompañar al bajo estado de ánimo.
Refuerza la motivación y autoestima
Cumplir una sesión de ejercicio, por mínima que sea, genera una sensación de logro. Esto fortalece la autoconfianza y rompe el círculo de pasividad.
¿Cuándo entrenar puede no ser recomendable?
Aunque el ejercicio tiene muchos beneficios, no siempre es la mejor opción inmediata.
Si el cuerpo está muy agotado
El bajo estado de ánimo a veces viene acompañado de fatiga física. Forzarte a entrenar en ese estado puede empeorar la sensación de desgaste.
Si genera culpa o frustración
Sentirte mal por no rendir igual que otros días puede agravar el malestar. En estos casos, es mejor optar por algo más suave.
Si existen síntomas clínicos
Cuando el ánimo bajo se mantiene por mucho tiempo, o interfiere con tu vida diaria, conviene consultar con un profesional de la salud mental.
Tipos de entrenamiento que pueden ayudar
No todos los entrenamientos generan el mismo impacto emocional. Algunos son más útiles cuando estás atravesando un bajo estado de ánimo.
Caminatas al aire libre
Caminar es accesible, de bajo impacto y no requiere motivación alta. Además, la luz natural mejora el estado de ánimo.
- Empieza con 10 a 20 minutos diarios
- Camina a ritmo cómodo, sin presión
Yoga o movilidad consciente
Estas prácticas conectan cuerpo y mente. Reducen el estrés, alivian tensiones y mejoran la motivación interna.
- Prueba sesiones de 15 a 30 minutos
- Enfócate en la respiración y el movimiento lento
Entrenamiento de fuerza suave
Levantar peso moderado activa el cuerpo sin extenuarlo. La mejora progresiva también impacta en la autoestima.
- Elige ejercicios básicos y series cortas
- Aumenta la carga solo si te sientes con energía

Claves para entrenar en días difíciles
No hace falta rendir al 100 %. Basta con dar un pequeño paso que active el cuerpo y corte la inercia.
Escucha tu cuerpo
Adapta la intensidad a cómo te sientes. Si solo puedes estirar o caminar, también es válido.
Crea un entorno amable
Pon música que te guste, usa ropa cómoda y elige un espacio tranquilo. El entorno influye en tu disposición mental.
Hazlo sin expectativas
No busques romper récords ni compararte con otros días. Solo moverte ya es un logro en sí mismo.
Agradece el esfuerzo
Reconoce el mérito de haberlo intentado. Felicítate por priorizar tu bienestar, incluso en momentos difíciles.
El rol del ejercicio en la salud mental
Numerosos estudios respaldan la conexión entre actividad física y bienestar emocional. El ejercicio se utiliza incluso como parte de tratamientos para depresión leve o moderada.
Aumenta la serotonina
El ejercicio regular mejora la producción y función de la serotonina, clave para regular el ánimo, el sueño y el apetito.
Reduce el estrés
La actividad física disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto mejora la calidad del descanso y la sensación de calma.
Genera estructura
Tener una rutina de entrenamiento brinda orden y propósito. Esto es muy valioso cuando la mente se siente dispersa o desmotivada.
¿Y si no puedes entrenar?
Está bien. No siempre es el momento adecuado. Hay otras formas de cuidar tu cuerpo y mente.
- Dormir bien
- Alimentarte con regularidad
- Hablar con alguien de confianza
- Escribir o meditar
Lo importante es no culparte. El descanso también forma parte del autocuidado.
Entrenar con bajo estado de ánimo no siempre es fácil, pero puede ser una herramienta poderosa para cuidar tu salud mental. Eleva los niveles de serotonina, mejora la motivación y ayuda a reconectar con tu cuerpo.
No se trata de exigirse, sino de moverse con amabilidad y sin presión. A veces, una caminata suave tiene más impacto que una sesión intensa.
Escucha tu cuerpo, sé paciente contigo mismo y recuerda que cada paso cuenta. Incluso en los días nublados, el movimiento puede ser un rayo de luz.







