Seguir un programa de ejercicios constante, sumado a un descanso apropiado, son los pilares que debes trabajar para lograr tus metas deportivas o simplemente para estar saludable. Cuando perdemos el balance entre el sueño y el entrenamiento, es momento de hacer ajustes.
Si usualmente haces ejercicio muy temprano en la mañana antes de comenzar la jornada, seguro habrás tenido días en los que simplemente no puedes pararte de la cama, y es cuando asalta la pregunta: ¿Deberías cumplir e ir al gimnasio o disfrutar de unos minutos más de sueño?
A nadie debería quedarle dudas de que, tanto la actividad física regular como un descanso apropiado son igualmente importantes para estar saludables, el problema yace en que la mayoría de la gente no obtiene cantidades equitativas de ambos factores: el insomnio, los trasnochos por trabajo o estudio, el consumo de comida chatarra por conveniencia… son hábitos que arrastramos desde la juventud y que suelen ser persistentes. Así que sería mejor que reformuláramos la pregunta inicial: ¿Cómo puedes obtener lo mejor del descanso y el ejercicio?
Cómo encontrar el balance
Sin la recarga de energía que obtienes durante las noches, es difícil que rindas durante el día, y mucho más difícil que tengas ánimo para ejercitarte y que le saques provecho a tus entrenamientos, así que debes reorganizar tu agenda y destinar tiempo para ir a dormir más temprano en la noche o para hacer ejercicio. Por ejemplo, media hora del tiempo total que empleas en ver televisión o navegar por internet en el día puedes destinarla a cubrir tu cuota de 7 horas de sueño o a programar una sesión de entrenamiento. Recuerda que no necesitas internarte horas en un gimnasio para realizar actividad física.
También puedes aplicar la técnica de los 30 minutos levantándote 30 minutos antes de lo normal, previamente yéndote a la cama 30 minutos antes la noche anterior por algunos días de la semana, para habituarte a ser un atleta mañanero: estudios han concluido que aquellos que se ejercitan a las 7 de la mañana duermen mejor que aquellos que lo hacen en la tarde o en la noche. Sin embargo, nada está escrito sobre piedra, y si te es imposible agendar un entrenamiento tan temprano, es mejor dejarlo para otro momento del día que no hacer nada.
Claro, hay días en los que la vida sucede y, por cualquier circunstancia como un trabajo que te está consumiendo mucho tiempo o un examen muy importante te hacen pasar la mayor parte (o toda) la noche en vela, no te exijas demasiado y opta por quedarte entre los brazos de Morfeo en lugar de ir a sudar.